Rinitis

Es un proceso inflamatorio de la nariz que puede ser desencadenado por muchos factores, como polen, ácaros, polvo, caspa de animales, flores, cucarachas, colorantes, alimentos, frío, calor y humedad. Algunos de estos factores provocan una respuesta alérgica, mientras que otros causan una respuesta irritativa. Los síntomas principales son: congestión nasal, salida de moco, descarga posterior, comezón en la nariz, estornudos frecuentes y sequedad nasal. Puede ir acompañado de síntomas oculares.

El diagnóstico se realiza explorando la cavidad nasal en consultorio, ya sea con un rinoscopio o con una endoscopia, en donde se puede observar mucosa roja, inflamada y friable, abundante moco en la cavidad y cornetes muy grandes. Se pueden solicitar estudios de laboratorio y determinaciones de inmunoglobulinas para determinar si la rinitis es alérgica o irritativa y enfocar mejor el tratamiento.

Una parte importante del tratamiento es evitar, en la medida de lo posible, los factores desencadenantes de los síntomas. El lavado nasal de alto volumen y baja presión es una de las piedras angulares del tratamiento, ya que mantiene limpia la mucosa nasal de los desencadenantes, elimina el moco excesivo y permite que el medicamento en spray penetre mejor en una mucosa limpia. Los esteroides nasales ayudan a disminuir la inflamación de la mucosa nasal y los cornetes, mejorando la permeabilidad de la cavidad para que entre más aire y manteniendo libres los sitios de salida de moco de los senos paranasales. Los antihistamínicos, que pueden ser orales o nasales, disminuyen la cantidad de moco producido en la nariz, la comezón y los estornudos. Un lubricante nasal es un buen complemento para crear una capa protectora en la nariz y mitigar la sequedad de la cavidad nasal producida por la rinitis o los medicamentos.

Existe una cirugía que ayuda a disminuir los síntomas de la rinitis, específicamente la irritativa, y se ofrece a los pacientes que presentan un exceso de escurrimiento nasal al comer.