La epistaxis es la emergencia más común en otorrinolaringología y se manifiesta como sangrado por una o ambas fosas nasales. Cuando el sangrado es muy abundante, puede llegar a salir sangre incluso por la boca. Esto ocurre porque la sangre fluye desde la parte posterior de la nariz hacia la nasofaringe y, posteriormente, hacia la orofaringe. La epistaxis se puede dividir en anteriores (cuando el sangrado ocurre en áreas anteriores a la apertura piriforme) y posteriores (cuando ocurre por detrás de la apertura piriforme). Además, puede provenir del tabique nasal, del piso nasal o de la pared lateral nasal.

Entre las causas más comunes de sangrado se encuentran: resequedad nasal por rinitis, manipulación por el paciente, hipertensión arterial descontrolada, tumores, procedimientos quirúrgicos recientes o enfermedades de la coagulación.

La primera acción es explorar la cavidad nasal para identificar el sitio de sangrado y determinar si es arterial o venoso, así como valorar si es muy abundante o leve. Para ello, es necesario aspirar la cavidad nasal y, posteriormente, colocar algodones con medicamento para controlar o disminuir el sangrado, lo que facilitará la identificación del sitio exacto y permitirá detener el sangrado. Se pueden utilizar materiales reabsorbibles para tapar el sitio de sangrado. Si el sangrado no se detiene completamente, se puede realizar un taponamiento tipo sonda (que contiene un globo que se llena de agua) para ejercer presión sobre el sitio. Si el sangrado persiste, se puede recurrir a la .cauterización eléctrica o química, ya sea en consultorio o en quirófano. En casos más graves, puede ser necesario ligar el vaso más cercano al sitio de sangrado.