Es una patología en la que se afecta la rampa media del oído interno con un desequilibrio hidroelectrolítico en ella tanto en la porción de la cóclea como en la porción vestibular, no se ha podido determinar el origen específico de este desequilibrio. Ocurre entre los 30 y 40 años sin predilección de género. Los síntomas son: Sensación de oído tapado, acufeno de tono agudo generalmente unos minutos antes de aparecer los últimos 2 síntomas que son el vértigo (con duración de mínimo 20 minutos) y la sordera ( está generalmente mejora al terminar el episodio de vértigo). Estos cuadros no tienen un desencadenante o gatillo franco, pueden suceder en cualquier momento, pero si hay factores modificables que pueden aumentar el riesgo de la probabilidad de presentar una crisis tales como, consumo de alimentos específicos (café, alimentos con conservadores, ingesta de mucha sal, refrescos entre otros), estrés físico o mental, dormir pocas horas, no estar bien hidratado. El vértigo puede variar desde 20 minutos hasta muchas horas. Entre más frecuentes sean las crisis, menor probabilidad tendrá de recuperar la audición si no recibe tratamiento de manera oportuna.

El diagnóstico se realiza con interrogatorio minucioso, exploración física casi normal, encontrando la anatomía de los oidos normal, pero a la acumetria (valoracion de audicion con diapasones en consultorio) se encontrará probablemente datos de hipoacusia y inestabilidad del paciente al caminar. Es importante realizar estudios confirmatorios dentro de los que están una audiometría (para valorar audición antes de iniciar el tratamiento), una electrococleografía y/o una resonancia magnética con protocolos específicos para esta enfermedad.

El tratamiento puede variar de un médico a otro médico, ya que los esquemas de tratamiento para esta enfermedad son muy variados y no hay un consenso universal para ello, pero es importante que quien te dé el tratamiento sea un especialista en otorrinolaringología. Algunas de las opciones de tratamiento son: terapia intratimpánica, vasodilatadores y diuréticos, así como modificaciones en hábitos higiénico-dietéticos.

Esta enfermedad no se cura definitivamente, pero se puede controlar con un tratamiento y seguimiento adecuado con una buena calidad de vida. Es importante que sepas que en muchos de los casos, al llegar a cierta edad la enfermedad cae en una meseta de autocontrol y las crisis pueden desaparecer. El propósito del tratamiento es evitar que las crisis sean tan recurrentes para preservar la audición lo más posible, porque recuerda que con cada episodio de crisis, la audición baja.