Perforación del tabique nasal.
Es un orificio en la pared central de la nariz que permite la comunicación entre una fosa nasal y la otra. Esto ocasiona que el flujo de moco no sea el adecuado, produciendo recirculación de moco y formando costras en la perforación, lo que a menudo genera un olor desagradable. El flujo de aire también se ve afectado, causando turbulencia que resulta en resequedad nasal, sangrados y un sonido similar a un silbido al respirar.
Esta condición puede ser provocada por cirugías nasales previas, manipulación nasal significativa, cauterización nasal bilateral simultánea, enfermedades sistémicas como lupus o granulomatosis con poliangeitis, y el consumo crónico de sustancias que disminuyen el flujo sanguíneo, como la oximetazolina o la cocaína.
El diagnóstico se realiza explorando la cavidad nasal en el consultorio y solicitando una tomografía simple para confirmar y medir la extensión del defecto.
El tratamiento consiste en una cirugía en la que se toma un fragmento de mucosa nasal con buen flujo sanguíneo y se utiliza como parche para cubrir la perforación. El éxito del procedimiento puede variar según varios factores, como la duración de la perforación, el control de enfermedades sistémicas (como diabetes o hipertensión), el manejo de la granulomatosis y la persistencia en el consumo de sustancias.
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